miércoles, 5 de agosto de 2015

HISTORIA DE TERROR -EL SÉPTIMO PISO-

Todo comenzó cuando Amalia una de las enfermeras del hospital General, perdió a su familia, a causa de su trabajo pensaba ella, pues pasaba la mayor parte del tiempo atendiendo a otras personas, y llegaba a casa demasiado cansada para dedicarle tiempo a su esposo e hijo, tal suceso la llevó a creer que su vida seria distinta si no hubiera más enfermos que cuidar. En pocos días su mente se vio invadida de ideas que no tardó en realizar.
Hambrienta de venganza contra todos aquellos que le hicieron perder a su tan apreciada familia, su trato hacia los pacientes cambió, ellos estaban cada vez más enfermos, sin importar cuando hicieran los doctores, la salud de los pacientes se deterioraba, extrañamente esto solo sucedía con los pacientes del séptimo piso, donde Amalia trabajaba.

Tras el extraño suceso los doctores daban rondas mas continuas, y en una de ellas la enfermera fue sorprendida suministrando un medicamento dañino a un paciente, el doctor trató de detenerla pero ella se dio a la fuga, su intento por escapar fue infructuoso, no encontró rápida salida, viéndose entonces rodeada por los demás miembros del hospital, que había sido alertados a gritos por el médico mientras la perseguía no tuvo más opción que atrincherarse en el cuarto de limpieza, desde fuera le invitaban a dialogar, ofreciéndole soluciones, pero ya que ninguna fue de su agrado, se cortó las venas. Cuando no obtuvieron mas respuesta tumbaron la puerta, solo para encontrarla tirada en medio de un charco de sangre… muerta.

Extrañamente después de su muerte los pacientes del séptimo piso seguía falleciendo, incluso un día un grito de horror retumbo en las paredes, uno de los pacientes estaba pálido tocándose la cabeza con desesperación, describiendo que una enfermera de uniforme ensangrentado había intentado matarlo, los trabajadores del hospital quedaron petrificados al ver un rastro de sangre que dirigía hasta el cuarto de limpieza donde Amalia falleció.

Las apariciones se dieron con más frecuencia, muchas enfermeras y doctores la veían pasar, ir y venir de aquí para allá sin poder hacer nada más que sentir un terror profundo que les helaba la sangre…

La única solución que se pudo encontrar fue clausurar el séptimo piso, no hay manera de entrar en él, el elevador está programado para no detenerse, el número siete ni siquiera aparece en el conteo, y las escaleras están selladas, fue agregada una nueva construcción alterna para unir la planta seis y ocho sin pasar por la séptima.
Hambrienta de venganza contra todos aquellos que le hicieron perder a su tan apreciada familia, su trato hacia los pacientes cambió, ellos estaban cada vez más enfermos, sin importar cuando hicieran los doctores, la salud de los pacientes se deterioraba, extrañamente esto solo sucedía con los pacientes del séptimo piso, donde Amalia trabajaba.

Tras el extraño suceso los doctores daban rondas mas continuas, y en una de ellas la enfermera fue sorprendida suministrando un medicamento dañino a un paciente, el doctor trató de detenerla pero ella se dio a la fuga, su intento por escapar fue infructuoso, no encontró rápida salida, viéndose entonces rodeada por los demás miembros del hospital, que había sido alertados a gritos por el médico mientras la perseguía no tuvo más opción que atrincherarse en el cuarto de limpieza, desde fuera le invitaban a dialogar, ofreciéndole soluciones, pero ya que ninguna fue de su agrado, se cortó las venas. Cuando no obtuvieron mas respuesta tumbaron la puerta, solo para encontrarla tirada en medio de un charco de sangre… muerta.

Extrañamente después de su muerte los pacientes del séptimo piso seguía falleciendo, incluso un día un grito de horror retumbo en las paredes, uno de los pacientes estaba pálido tocándose la cabeza con desesperación, describiendo que una enfermera de uniforme ensangrentado había intentado matarlo, los trabajadores del hospital quedaron petrificados al ver un rastro de sangre que dirigía hasta el cuarto de limpieza donde Amalia falleció.

Las apariciones se dieron con más frecuencia, muchas enfermeras y doctores la veían pasar, ir y venir de aquí para allá sin poder hacer nada más que sentir un terror profundo que les helaba la sangre…

La única solución que se pudo encontrar fue clausurar el séptimo piso, no hay manera de entrar en él, el elevador está programado para no detenerse, el número siete ni siquiera aparece en el conteo, y las escaleras están selladas, fue agregada una nueva construcción alterna para unir la planta seis y ocho sin pasar por la séptima.

Hambrienta de venganza contra todos aquellos que le hicieron perder a su tan apreciada familia, su trato hacia los pacientes cambió, ellos estaban cada vez más enfermos, sin importar cuando hicieran los doctores, la salud de los pacientes se deterioraba, extrañamente esto solo sucedía con los pacientes del séptimo piso, donde Amalia trabajaba.

Tras el extraño suceso los doctores daban rondas mas continuas, y en una de ellas la enfermera fue sorprendida suministrando un medicamento dañino a un paciente, el doctor trató de detenerla pero ella se dio a la fuga, su intento por escapar fue infructuoso, no encontró rápida salida, viéndose entonces rodeada por los demás miembros del hospital, que había sido alertados a gritos por el médico mientras la perseguía no tuvo más opción que atrincherarse en el cuarto de limpieza, desde fuera le invitaban a dialogar, ofreciéndole soluciones, pero ya que ninguna fue de su agrado, se cortó las venas. Cuando no obtuvieron mas respuesta tumbaron la puerta, solo para encontrarla tirada en medio de un charco de sangre… muerta.

Extrañamente después de su muerte los pacientes del séptimo piso seguía falleciendo, incluso un día un grito de horror retumbo en las paredes, uno de los pacientes estaba pálido tocándose la cabeza con desesperación, describiendo que una enfermera de uniforme ensangrentado había intentado matarlo, los trabajadores del hospital quedaron petrificados al ver un rastro de sangre que dirigía hasta el cuarto de limpieza donde Amalia falleció.

Las apariciones se dieron con más frecuencia, muchas enfermeras y doctores la veían pasar, ir y venir de aquí para allá sin poder hacer nada más que sentir un terror profundo que les helaba la sangre…

La única solución que se pudo encontrar fue clausurar el séptimo piso, no hay manera de entrar en él, el elevador está programado para no detenerse, el número siete ni siquiera aparece en el conteo, y las escaleras están selladas, fue agregada una nueva construcción alterna para unir la planta seis y ocho sin pasar por la séptima.

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